G. ROMERO / A. ALMENDROS.- Hospitales que se hacen la competencia para captar enfermeras de otros centros, diferencias entre las comunidades autónomas al ofrecer mejores condiciones laborales en las horas extra o las guardias, contratos laborales más largos para tentar a los profesionales a mudarse de unas regiones a otras, aunque sea por unos meses. Esta situación, que ya se vio en los meses de marzo y abril está volviendo a repetirse en lo que ya es la segunda oleada de la pandemia por COVID-19 en nuestro país.
Del 18 al 24 de septiembre, se han realizado una media de 108.869 PCR al día, según los datos del Ministerio de Sanidad. Pruebas que realizan las enfermeras. Donde los hay, los rastreadores son enfermeras, en UCI los estándares internacionales establecen una ratio de dos pacientes por enfermera y turno. El 27 de septiembre, también según los datos del ministerio, había 1.529 pacientes en UCI Covid y subiendo. Las residencias y centros sociosanitarios siguen demandando personal que no encuentran. Según el informe mensual del mercado de trabajo de personas tituladas del mes de agosto -último dato disponible-, ni siquiera un 1% de los enfermeros, entre diplomados y graduados, figuraba apuntado a las listas del servicio público de empleo estatal (SEPE), por lo que se habla del pleno empleo en enfermería, aunque sea de baja calidad.
Ya hay pleno empleo en Enfermería, aunque de baja calidad
En pleno estado de alarma se reclutó a los estudiantes de Enfermería de último curso para trabajar en los centros sanitarios con contratos de auxilio sanitario, pues estaban a punto de finalizar su formación. Sin embargo, en esta ocasión va a ser imposible contar con ellos. Las prácticas clínicas se suspendieron, con lo que en muchas regiones tienen todavía pendientes créditos prácticos del pasado curso. Además, comunidades como Madrid, Ceuta, Melilla o Murcia han paralizado las prácticas de los alumnos de Enfermería, y mientras deciden cómo reanudarlas, el tiempo corre en su contra, las semanas pasan, la situación empeora y si no vuelven pronto a los centros asistenciales a completar su formación no podrán graduarse el próximo junio.
“Es una situación dantesca, cuyo origen es la falta de planificación que llevamos arrastrando muchos años, pese a que la Organización Colegial de Enfermería lleva décadas advirtiendo a las autoridades sanitarias de que existía un déficit enorme de enfermeras y estábamos muy lejos de la media europea. En cada reunión en la que hemos tratado el tema, con ministros, con consejeros, las autoridades sanitarias nos decían que iban a poner solución, pero nunca han hecho nada, y ahora tenemos un serio problema”, cuenta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Lejos de la UE
Nuestro país presenta una media de 602 enfermeras por cada 100.000 habitantes, mientras que la media europea que asciende a 852, según la OMS, lo que nos posiciona como quintos por la cola, empatados con Bulgaria y sólo por delante de Letonia (490), Chipre (412) y Grecia (341). Por lo que necesitaríamos 125.000 enfermeras para poder prestar la asistencia en igualdad de condiciones que los países de la Unión Europea con economías similares.
Pero si luego observamos los datos dentro de España, las diferencias también son enormes. Navarra es la mejor posicionada en las cifras de enfermeras que existen en cada una de las CC.AA. con 860 enfermeras por cada 100.000 habitantes (cifra que supera la media europea situada en 852); seguida de País Vasco (767), Castilla León (707), Melilla (707), Extremadura (692) y Aragón (682).
En cuanto a las CC.AA. que arrojan peores ratios de enfermeras cabe destacar que la última por la cola sigue siendo Murcia (459), seguida de Andalucía (500), Galicia (520), Comunidad Valenciana (524) y las Islas Baleares (545). En el caso de la Región de Murcia, la ratio de enfermeras es la mitad de la media comunitaria.
“Es imposible prestar la misma asistencia con la mitad de enfermeras”
Para Florentino Pérez Raya, representante de las 316.000 enfermeras que hay en España, «una vez más queda en entredicho la supuesta equidad de nuestro sistema sanitario. Es imposible prestar la misma asistencia con la mitad de enfermeras, y eso es un hecho. Lo hemos repetido en numerosas ocasiones, pero sin ningún tipo de reacción o evolución en los datos. Estamos estancados, no hemos crecido más de lo que debe de crecer la profesión de forma natural: cada año finalizan sus estudios en torno a 10.000 estudiantes de Enfermería y son enfermeros nuevos que se incorporan y se producen cierto número de jubilaciones, con lo que la cifra anual de crecimiento está entorno a los 6.800 profesionales. Eso quiere decir que estamos en los mismos parámetros de años anteriores, no se produce un crecimiento porque se invierta en mejorar el número de profesionales y eso supone un problema, porque ya nos faltan enfermeras».
También sin COVID
Esta situación de escasez, que ahora se ve agravada por la pandemia, ya venía produciéndose con anterioridad y al margen del coronavirus también seguirá empeorando. “La falta de enfermeras constituye una seria amenaza para el sistema sanitario y para la atención de la población española hoy y en un escenario muy próximo. En nuestro país un total de 11,3 millones de personas son mayores de 64 años, un porcentaje que sigue aumentando cada año porque somos el país con mayor esperanza de vida después de Japón. Y a este envejecimiento progresivo de nuestra población se suma el de la cronicidad: el 70% de los mayores de 65 años presenta, al menos, una enfermedad crónica. Entre estos colectivos proliferan los pacientes con una media de cuatro patologías”, explica el presidente del CGE. «Se trata -subraya Pérez Raya- de pacientes que necesitan de muchos cuidados y los profesionales de los cuidados somos las enfermeras”.
El déficit de enfermeras se produce en todos los ámbitos
Residencias
Durante las últimas décadas hemos asistido a un aumento de la edad media en los usuarios de residencias y centros sociosanitarios así como de sus condiciones de base, con mayores niveles de dependencia, discapacidad, pluripatología y polimedicación que ponen de manifiesto la vulnerabilidad del colectivo de mayores que residen en estas instituciones. En cambio, las estructuras y la dotación de recursos humanos, en especial de profesionales de enfermería, no se ha ido ajustando a estos criterios que manifiestan un aumento en la demanda de cuidados y de la complejidad de estos. “La crisis sanitaria y social que estamos viviendo por el COVID-19 ha expuesto nuestras vergüenzas en temas clave como la coordinación-integración sociosanitaria, dotación de recursos materiales y humanos, todos ellos elementos clave que nos permitirán controlar y atajar situaciones de este tipo”, resalta Fernando Martínez Cuervo, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG). “Es importante que consolidemos estas medidas implementadas durante este periodo de crisis que han evidenciado ser eficaces, así como disponer de profesionales formados y con capacidad de liderazgo que hagan frente a nuevos repuntes. Las enfermeras geriátricas y en concreto las especialistas en enfermería geriátrica son profesionales con capacidad para asumir este reto y modular las consecuencias de nuevos brotes”, añade.
La sociedad se enfrenta a un déficit de enfermeras en todos los espacios donde desarrollan su labor. El espacio sociosanitario lleva años acusando la falta de profesionales, especialmente la competencia con salud ha derivado en una migración continuada de los profesionales de enfermería que se agudiza en situaciones clave como los periodos vacacionales o en momentos donde las demandas de salud aumentan, como ha sucedido en esta pandemia por el COVID-19. “Es necesario consolidar las plantillas, equiparar las condiciones retributivas y, sobre todo, esta crisis nos ha dejado la importancia de revisar las ratios de enfermería en los centros de mayores. Es imprescindible dotar a los centros de un adecuado número de enfermeras que tendrá que ir en relación con el número de usuarios de cada institución y a su nivel de dependencia y cuidados. En estos momentos urge que los decretos autonómicos que regulan la presencia de enfermeras en las residencias de mayores sean revisados y actualizados, teniendo en cuenta la importancia de desarrollar una adecuada atención y cuidados de enfermería, así como reconocer el valor que las enfermeras aportan en la coordinación sociosanitaria y de los equipos, la supervisión, la investigación y la gestión de los cuidados”, señala al presidente de la SEEGG.
Atención Primaria
Desde que comenzó la pandemia las enfermeras han demostrado con creces el esfuerzo que están haciendo. Un esfuerzo que sería mucho más llevadero si España no contara con una de las peores ratios por habitantes de todos los países de la Unión Europea también en la salud comunitaria. “Estamos ante un panorama caótico en Atención Primaria con una ratio por habitante totalmente insuficiente para atender las necesidades de la población asignada y con un modelo caduco que ha mostrado las evidentes carencias a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por los profesionales. Por lo tanto y de manera global, podemos decir que la situación es preocupante y que requiere de respuestas urgentes”, explica José Ramón Martínez Riera, presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC).
Y es que en el caso de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria se había avanzado bastante antes de la pandemia, pero la irrupción del COVID-19 ha supuesto una paralización del proceso “que nos sitúa en la casilla de salida sin fecha prevista para la convocatoria. Por tanto, estamos ante una mala situación de presente y una posible mejor situación de futuro en cuanto a la especialidad se refiere”, comenta Martínez Riera.
“Las autoridades no han hecho nada al respecto”
“Las salidas, en estos momentos, son mucho más operativas que las que existían hace tan solo un año. Disponemos de un Marco Estratégico de Atención Primaria que determina y prioriza los objetivos a corto, medio y largo plazo para poder responder a las necesidades actualmente planteadas. Posiblemente lo que en el citado Marco se recoge tenga que sufrir alguna variación en función de la situación en que la pandemia ha dejado no tan solo a la Atención Primaria sino al Sistema Nacional de Salud en su conjunto, que debe acometer de manera urgente cambios tendentes a cambiar un modelo totalmente ineficaz e ineficiente tal como ha quedado ha evidenciado la pandemia”, asegura el presidente de AEC. “Por lo tanto, la solución pasa por reformar el modelo del SNS de tal manera que pase de un enfoque exclusivo de enfermedad a otro centrado en la salud y en el que la Atención Primaria sea el verdadero ámbito de atención vertebrador a través de una atención integral, integrada e integradora con participación activa de la comunidad y con una perspectiva salutogénica, en la que las enfermeras lideren el actual contexto de cuidados sin que ello signifique que se deba trabajar desde una perspectiva transdisciplinar e interdisciplinar”, añade.
Enfermería escolar
Desde siempre, los centros educativos han jugado un papel fundamental en la promoción y educación de la salud, así como en la prevención de enfermedades a través de la participación de toda la Comunidad Educativa. Y, ahora, con la situación de pandemia por el COVID-19 su función es esencial. Por ello, tanto el Consejo General de Enfermería como distintas organizaciones de pacientes consideran que los 28.385 centros educativos que hay en nuestro país deben contar con la presencia de una enfermera escolar. Sin embargo, esta figura apenas está contemplada a lo largo de la geografía española. Sólo en Madrid apenas llegan a las 700 profesionales las que ejercen en alguno de los centros públicos, privados o concertados de la región.
Sin embargo, su papel se vuelve más necesario que nunca, pues sería el coordinador covid que cada colegio debe tener, garantizando además la máxima seguridad no sólo de los estudiantes sino también de los profesores, familiares y demás trabajadores de los centros. De esta manera “se garantizaría que las necesidades de salud y sanitarias de los menores sean atendidas dentro del ámbito escolar, participando activamente en políticas sanitarias, así como realizando promoción y prevención de la salud en los centros escolares desde las edades más tempranas y para toda la Comunidad Educativa”, subraya el presidente del CGE.
Las enfermeras han demostrado con creces su labor
Todo ello sin olvidar que “los servicios de enfermería en los centros educativos son una necesidad para las niñas y niños con enfermedad crónica y una oportunidad para la comunidad educativa de introducir la cronicidad como parte de la gestión de la diversidad en los colegios”, señala Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). “Se podrían trabajar temas como los hábitos saludables y dar información y concienciar acerca de las patologías presentes en los alumnos”, añade.
Más plazas
Crear más puesto de trabajo para las enfermeras y enfermeros españoles es clave para prestar una atención de calidad a los pacientes. Pero, además, es el momento de sacar más plazas de especialidades como Familiar y Comunitaria o Geriátrica. “Resulta imprescindible que la situación de las enfermeras comunitarias se regule de una vez por todas y dejemos de ser la/el hermana/o pobre de la sanidad en un contexto, el de la Atención Primaria, vulnerado y vulnerable en el conjunto del Sistema Nacional de Salud. Para lograr revertir una situación tan grave como la que estamos viviendo y los efectos colaterales que la misma va a provocar, resulta urgente acometer reformas inmediatas entre las que las que debe ser prioritaria la reforma de la Atención Primaria y con ella el liderazgo de las enfermeras comunitarias”, argumenta Martínez Riera. “Convocar más plazas EIR de Enfermería Familiar y Comunitaria sin regular de una vez por todas tanto la creación de plazas específicas como el acceso a las mismas tan solo abocará al paro, a la incorporación en otros ámbitos profesionales diferentes al comunitario, o la migración a quienes concluyan su proceso formativo. Por coherencia y por exigencia se debe regularizar esta situación que llevamos soportando mucho más tiempo del que es razonablemente admisible”, apostilla el presidente de la AEC.
La pandemia del coronavirus ha puesto en escena a las personas mayores, un colectivo que estaba invisible para parte de la sociedad, especialmente los mayores que viven en residencias y centros sociosanitarios, por su vulnerabilidad y por la necesidad de cuidados. “En España tenemos más de cien mil enfermeras dedicadas al cuidado de las personas mayores, de nuevo esta pandemia también ha sacado del ostracismo a las enfermeras geriátricas que han jugado un papel clave en la prevención, control y tratamiento del COVID-19 en el ámbito residencial. Desde la SEEGG reivindicamos la presencia de las enfermeras geriátricas en todos los ámbitos de la salud, la especialidad les capacita para gestionar y liderar los cuidados en situaciones complejas, así como asesorar en todos los niveles del sistema sociosanitario. Por lo que es importante que estén presenten en todos aquellos órganos donde se tomen decisiones entorno a los mayores”, finaliza Martínez Cuervo.
La planificación de recursos humanos no son sólo números
También desde el Consejo General de Enfermería, han hecho un llamamiento a las autoridades sanitarias para que pongan en marcha de forma inmediata una planificación de los recursos enfermeros para ampliar el número de profesionales y acercarse a los estándares de los países desarrollados. “Ello supone que ya es ineludible apostar por un mayor número de estos profesionales, así como una buena distribución entre las comunidades autónomas, por dispersión geográfica, envejecimiento de su población, etc…, adaptándolo a las necesidades específicas de cada región», sostiene.
En este plan de recursos humanos “deberían incluirse medidas que eviten el abandono de la profesión y la fuga de profesionales a otros países con mejores condiciones, facilitar el retorno de las enfermeras que han emigrado y siguen emigrando, así como incrementar el número de plazas universitarias para la formación”, subraya Pérez Raya.
Empleo de calidad
Esta planificación, sin embargo, no debe limitarse a los números. También debe tener como prioridad que el empleo que se cree sea de calidad. “Las plazas que actualmente ocupan muchos enfermeros son eventuales e interinos, con contratos temporales, por días, por semanas, sin ningún tipo de seguridad laboral impidiendo cualquier tipo de conciliación familiar, e incluso cualquier proyecto a largo plazo. Temporalidad que también perjudica a los pacientes, porque la concatenación de contratos temporales dificulta tanto la continuidad asistencial, como la calidad de los cuidados, generando un alto estrés en el trabajo para las enfermeras”, ha señalado Pérez Raya. “Es imposible que un enfermero que hoy está en trauma y mañana en cardiología pueda prestar el mismo tipo de atención que quien ejerce su labor asistencial siempre en el mismo servicio y ahí el mayor perjudicado es el paciente y el propio sistema”, ha subrayado.
El empleo de calidad debe ser una prioridad
También es imprescindible, “si no queremos agravar todavía más el problema que se reinicien las prácticas de estudiantes de forma inmediata para que los alumnos de 4º puedan terminar sin problema e incorporarse como profesionales al acabar el curso. Si no cursan las horas prácticas establecidas en el plan de estudio no tendrán acceso al título y no podrán incorporarse a los centros, con lo que se desaprovecharán estos recursos humanos que son fundamentales para la sanidad”, concluye Pérez Raya.
Contratación excepcional
Consciente de la escasez de profesionales, el Consejo de Ministros aprobaba el 29 de septiembre un Real Decreto-Ley para permitir la contratación excepcional de profesionales que cuenten con el grado, licenciatura o diplomatura correspondiente pero carecen del título de especialista reconocido en España, para realizar funciones propias de una especialidad; extracomunitarios que tienen pendiente algún trámite para la homologación de su título; o a quienes hayan realizado las pruebas selectivas para el EIR 2019/2020, que han superado la puntuación mínima pero no han resultado adjudicatarios de plaza. Medidas todas ellas que “van a tener poca incidencia en la enfermería, pues todos los que se presentaron a las plazas de formación de especialistas ya ejercen como enfermeros”, explica José Luis Cobos, vicesecretario general del Consejo General de Enfermería.
Mayor relevancia puede tener la posibilidad, que también otorga el decreto-ley, de que las comunidades autónomas muevan al personal estatutario a otras unidades asistenciales dentro del mismo hospital, de los hospitales a los centros de Atención Primaria y viceversa o a hospitales de campaña, “si las necesidades lo demandan”.