ALICIA ALMENDROS.- Más de 300 pacientes con diabetes Tipo I del Hospital Universitario de Móstoles han sido formados en la utilización de un nuevo sistema de monitorización de glucosa que registra los datos en su teléfono móvil o en un dispositivo específico. “Llevamos a cabo una formación previa del paciente que consiste en darles la información para sacar el máximo partido al dispositivo tanto desde el punto de vista del paciente como de los sanitarios”, explica María José López, enfermera del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid).

El refuerzo educativo y el compromiso del paciente en el manejo y cuidado del material son claves para garantizar la eficacia de este nuevo sistema tecnológico (sensor, transmisor, receptor, software o sistema de registro en la nube) aplicado al ámbito clínico. El uso de cualquiera de ellos requiere un aprendizaje e implica una fase de transición en la que se lleva un doble control (glucómetro y sensor) hasta que se garantiza el correcto manejo del nuevo sistema de monitorización. “Gracias a esta iniciativa hemos ampliado mucho más el número de pacientes que atendemos porque ahora no sólo depende de que el paciente acuda a consulta y hablemos con él durante media hora, por ejemplo, sino que nos puede mandar los datos y los podemos valorar en la distancia. Todo es mucho más fácil”, añade la enfermera.

En solo 15 meses el equipo del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Móstoles ha informado y formado a los 300 pacientes con diabetes Tipo I que atienden normalmente y que pueden beneficiarse de un sistema de monitorización de glucosa. “Lo que hemos estado haciendo es citarles de forma online, mayoritariamente, para enseñarles cómo funciona el sensor. Después ellos venían a la consulta a por el material y la primera vez que se lo ponen lo hacen aquí en el hospital con nosotras de modo que podemos comprobar que lo hacen de forma correcta y les ha valido la formación”, resalta López. “Además, tienen a su disposición nuestro correo electrónico y nuestro teléfono; y generalmente ellos contactan con nosotras cada 15 días o un mes, dependiendo de cómo se encuentren, para ver los resultados. Si tienen cualquier duda o problema nos llaman”, prosigue.

Colocación

Se coloca, normalmente en el brazo o en la tripa, un sensor -del tamaño de una moneda de dos euros- que mide los valores de la glucosa que se transmiten al dispositivo. El sensor consta de un pequeño filamento que se inserta en el tejido subcutáneo. La medición puede tomarse sin necesidad de descubrirse la parte en la que está el sensor, con un simple acercamiento del teléfono móvil sobre el abrigo, por ejemplo, sería suficiente.

Irene Santiago, tiene 26 años y es una de las pacientes que ha participado en la formación. A ella le diagnosticaron diabetes cuando tenía cinco años y desde entonces en el Hospital Universitario de Móstoles llevan su caso. “Al principio de debutar con la enfermedad existía desconocimiento sobre todo por parte de mis padres que son los que al principio llevan la carga, pero he de reconocer que desde el hospital han hecho una labor buenísima especialmente en lo que se refiere a formación. Tanto las enfermeras como los médicos me han llevado con una relación muy estrecha”, expone Irene.

Ahora, tras haberse sumado a esta iniciativa del sensor esta paciente reconoce que para ella “cualquier recurso que nos ayude en el tratamiento siempre es bueno y además tanto las enfermeras como los médicos te muestran lo positivo que es para ti, ya que mejora no sólo los niveles de glucosa sino nuestra calidad de vida”.

Este dispositivo les ahorra muchos pinchazos al día, “mínimo seis -asegura-; y además nos da mucha más información no solo de ese instante si no que va haciendo un registro cada pocos minutos y te proporcionar la información del momento actual y ves tus niveles de glucosa durante 24 horas. Mejora nuestra calidad de vida porque podemos hacer las mediciones con el mismo móvil algo que facilita que llevemos un mejor control de la diabetes.

Sin duda, un gran avance que promueve la autonomía del paciente