ALICIA ALMENDROS.- Los sanitarios que van a bordo de los helicópteros del Summa112 sobrevuelan el cielo de la Comunidad de Madrid de Orto a Ocaso -desde la salida del sol hasta su puesta- y llegan en un tiempo mínimo a aquellos puntos donde alguien les necesita. “Nuestra labor asistencial es la misma que en cualquier dispositivo de Soporte Vital Avanzado que podamos tener en el Summa112, lo que la hace diferente son sus condicionantes”, explica Coral Sánchez, enfermera en el helicóptero de Las Rozas del Summa112.

Sánchez trabaja como enfermera en esta unidad desde 1997: “desde que empezaron con los helicópteros en la Comunidad de Madrid a través del Sercam, el Servicio de Emergencias y Rescate de la Comunidad de Madrid, adscrito en ese momento al Cuerpo de Bomberos de la comunidad. Después, a partir del año 2000 se fusionó con el 061 dando lugar a lo que conocemos hoy como Summa112”, argumenta. Este organismo cuenta con dos helicópteros medicalizados: uno en Lozoyuela y otro en Las Rozas de Madrid.

Adaptación

Adaptarse al medio aéreo con sus condicionantes es muy importante. “Tenemos que trabajar con seguridad en torno a la aeronave y hacer de este entorno un medio seguro también para el paciente. Para ello, debemos conocer las características que afectan a nuestro trabajo en este medio”, expone Sánchez.

“Lo primero y más importante, por su nivel generador de estrés y las dificultades que conlleva en la comunicación es el ruido. Los helicópteros habituales para el transporte sanitario no están presurizados, y ese menor aislamiento hace que los decibelios alcanzados en cabina sean muy elevados. La enfermera es la garante de que al paciente le afecte lo mínimo posible el ruido. Le colocamos unos cascos de protección acústica y, si el paciente está consciente, debemos mantener contacto visual constante, en ocasiones incluso físico, y convendremos con él algún sistema de comunicación no verbal tanto para nosotros explicarle las distintas fases del traslado, por ejemplo, como para que pueda alertarnos de cualquier necesidad, duda o cambio de su estado del que quiera informarnos”, añade.

Protección

En las ocasiones en las que no se pueden detener los rotores de la aeronave, embarcan o desembarca al paciente bajo viento que produce el rotor principal, obligando a proteger al paciente y asegurar los elementos móviles que utilizan o que puedan estar en el entorno.

“En el helicóptero tenemos unos procedimientos y protocolos específicos que debemos conocer: unos por seguridad general, por ejemplo, el desfibrilador en vuelo y el uso del oxígeno medicinal; y otros por seguridad para el paciente. También establecemos estándares específicos como el uso de colchón de vacío en todos nuestros traslados, colocación de parches de marcapasos/desfibrilación o base del cardio compresor en pacientes con SCA inestables, adelantándonos así a posibles complicaciones que pudieran aparecer durante el vuelo y que dado lo limitado del espacio es dificultoso de realizar durante el traslado”, explica la enfermera.

Equipamiento

El equipamiento de los Helicópteros Medicalizados del Summa112 es similar al de una UVI móvil, contando con la última tecnología al servicio de la medicina de emergencias. Están especialmente diseñados para la atención a pacientes críticos tanto en el lugar como en el propio vuelo, y destaca el material de electromedicina con el que cuentan estas unidades, material de movilización e inmovilización, además de contar con Tablet PC, que posibilita a los profesionales la consulta de la información clínica del paciente en el lugar y poder cumplimentar el informe en formato electrónico, lo que evita el uso de papel y garantiza su confidencialidad.

Además, cuentan con una Incubadora para traslados neonatales de alta complejidad y que puede ser utilizada en ambos helicópteros. Esta incubadora está dotada con un respirador, capacidad para incorporar hasta ocho bombas de perfusión y sistema de monitorización.

Formación

El equipo sanitario del helicóptero está formado por médico de emergencias, enfermera de emergencias y técnico en emergencias sanitarias, y para el pilotaje y mantenimiento de estos aparatos se cuenta con un piloto – comandante de la aeronave y un Tripulante HEMS. A este equipo hay que añadir un Técnico Mantenimiento Aeronáutico en Base para resolver cualquier tipo de incidencia mecánica y garantizar la seguridad y el mantenimiento de estos aparatos.

Para trabajar en este servicio actualmente no se requiere ninguna formación especial salvo la contar con un curso de Experto en Urgencias y Emergencias. “Cuando empecé yo hace 27 años fue a través de un concurso en el que se valoraba sobre todo la experiencia en cuidado intensivos, urgencias hospitalarias… La verdad, que ahora mismo en los dos helicópteros venimos de cuando se puso en marcha el dispositivo”, aclara Sánchez.

Trabajo en equipo

Antes de que salga el sol se reúne el equipo para revisar todo el material, introducir la electromedicina en el helicóptero y esperar a que surjan los avisos. “El aviso entraría primero a los pilotos porque son ellos los que tienen la última palabra y deciden si se puede hacer o no esa operación en función de la meteorología”, expone Sánchez. Y es que además del tiempo, los pilotos están en contacto con la Seguridad Aérea y las torres de control de los diferentes aeropuertos, “muchas veces tenemos que atravesarlos. Es importante que sepan que estamos haciendo un vuelo y en qué dirección vamos”, sostiene.

El equipo hace un briefing diario junto a la tripulación aeronáutica, entrenamiento y defribing, clave para conocer las posibles mejoras en sus actuaciones. Colaboran durante el vuelo en la localización de heridos, lugar de toma y otras funciones que demande el piloto como la vigilancia del resto de intervinientes presentes en la escena que puedan ponerse en peligro. “Conocemos y aplicamos los procedimientos de seguridad en el embarque, desembarque y dentro de la aeronave. En concreto la enfermería es la encargada de toda la operación con el oxígeno medicinal a bordo, incluyendo la vigilancia de presiones y el cálculo del consumo. También somos los responsables del uso del extintor de la cabina asistencial según protocolo en caso de emergencia que obligue a su uso en vuelo”, añade la enfermera.

Filomena

“Hay días que hemos empezado en Madrid y a mediodía estábamos en Barcelona o Santander. La climatología nos ha hecho dormir en Teruel. Hemos estado haciendo búsquedas cuatro horas seguidas, con sus repostajes, río arriba río abajo, hemos subido a Bola del Mundo y conseguido recuperar una parada con éxito. Fuimos los primeros en movernos por encima de Madrid y llegar a lugares aislados cuando Filomena y así un largo etcétera de anécdotas vividas. Muchos momentos emocionantes que hacen de éste un puesto de trabajo especial y que nos compensan en los momentos más duros de nuestra profesión”, concluye.