Tras nueve largos meses, llega el momento, y toda mujer embarazada tiene que enfrentar no solo el tiempo del parto, un momento vital y único, también el periodo que viene justo después, el de las primeras horas de vida del neonato. Esto para la madre significa un cambio de etapa, una fase diferente a todo lo que conocía hasta ese momento, un tiempo de incertidumbre y una nueva fase en la que pueden aparecer inseguridades y miedos.

Durante estas primeras horas en las que los padres comienzan a adaptarse a su nueva realidad, una compañía fundamental con la que siempre cuentan es con la de la enfermera, el personal sanitario que más se vuelca en los cuidados y en la promoción de la salud de los recién nacidos, las madres y su entorno durante las primeras horas de vida del bebé.

“Los cuidados varían según el protocolo asignado en los casos de partos vaginales o partos por cesárea”, explica Joaquina Vera, enfermera de la planta de Obstetricia del Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón (Madrid).

Vera explica que en la habitación donde reciben a la madre se hacen las primeras valoraciones, se crea un registro y se toman las constantes vitales de la, hasta ahora, gestante. Además de preguntar y valorar si la madre tiene alguna enfermedad que pueda ser de interés para su estancia en el hospital. “Preguntamos por si existiese algún tipo de alergia, revisamos los sangrados y nos cercioramos de que el útero esté bien contraído”, comenta Vera, que asegura que, desde el servicio, también se revisa la hora del parto para movilizar a la madre y ayudarla a ir por primera vez al baño.

María Dolores Matías del Saz y Joaquina Vera

Por otro lado, el equipo de enfermería también realiza cuidados al bebe durante los primeros días, el cuarto cuenta con todo lo que necesita el recién nacido, pañales, bodis, paños de celulosa o gasas. “También explicamos a los padres cómo tienen que ser los cuidados del cordón umbilical, además de vigilar el buen color y tono del recién nacido”, explica María Dolores Matías del Saz, Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) del hospital madrileño.

Educación Sanitaria

La enfermera Joaquina Vera explica que una de las labores que realizan desde que los padres “entran por la puerta” es la educación sanitaria.

“Se trata de dos o tres días en los que las enfermeras realizamos una labor también muy informativa, somos quienes nos encargamos de que los padres entiendan el proceso y formen parte de él”, menciona Vera, en relación con el cada vez más conocido como “paciente activo”, un paciente con capacidad de decisión, en este caso, unos padres que sean capaces de resolver problemas de forma autónoma y que sean conscientes de que es lo mejor en cada momento para la salud de sus hijos.

Cribados

Otra de las funciones que realizan las enfermeras es la de, mediante una serie de pruebas, comprobar el buen estado de salud de los neonatos.

“Realizamos un cribado auditivo y otro metabólico, la conocida como prueba de talón”, especifica Vera. Y es que son las propias enfermeras quienes sacan estas muestras 48h después del nacimiento, las cuales son enviadas al laboratorio.

“Los resultados llegan más adelante a los padres a través de correo postal, es un momento en el que ya deben coordinarse con Atención Primaria”, subraya Joaquina Vera, que asegura que, además de todo lo ya mencionado, el personal de enfermería está formado en asuntos relacionados con la lactancia: “Informamos a la madre en todo lo que podemos y nos gusta transmitirla mucha confianza en relación a este asunto, pero cuando hay dudas más serias, recurrimos a nuestra especialista”.

Lactancia materna

El personal sanitario suele recomendar la lactancia materna natural ya que la leche de la madre contiene multitud de inmunoglobulinas que protegen a los neonatos de enfermedades e infecciones. Pero el momento de amantar es distinto en cada madre, es por eso por lo que el Gregorio Marañón cuenta con varias asesoras de lactancias, entre ellas, la matrona Isabel Sevilla, que mediante muñecos de crochet simula situaciones y explican a las madres a cómo proceder.

“Pasamos por los controles de enfermería y son nuestras compañeras quienes nos avisan cuando una mujer tiene algún tipo de problema y duda con la lactancia”, comenta Isabel Sevilla, que menciona que algunas de las madres tienen mayor dificultad, ya sea por dudas, o por el dolor que puede producir en ocasiones amantar o por “algún tipo de lesión o grieta”.

Continuidad asistencial

En el ámbito de la obstetricia, también existe el papel de la enfermera de Continuidad Asistencia, una profesional que es el nexo entre el entorno hospitalario y la Atención Primaria.

“Gracias a las nuevas tecnologías y a través de mi ordenador, puedo controlar y observar interconsultas en relación a los problemas que pueden tener las madres durante su paso por el hospital”, indica Carmen Ortega, enfermera de Continuidad Asistencial.

Estos problemas suelen tener que ver con la lactancia, a la hora del agarre o cuando los neonatos tienen una limitada movilidad lingual; asimismo, otros asuntos importantes como la perdida excesiva de peso del recién nacido o problemas sociales, que requieren de continuidad en la asistencia.

Además, Ortega menciona la importancia del comité de lactancia, cuyo objetivo es trabajar de una forma continuada. “Está formado por enfermeras y matronas tanto del ámbito hospitalario como de Atención primaria”, explica Ortega que también nombra a otros miembros fundamentales del comité como la responsable de Lactancia Materna de la Dirección Asistencial, neonatólogos, obstétricos, e incluso, madres.

La importancia de contar con enfermeras especialistas en Obstetricia y Ginecología es tal que el Consejo General de Enfermería está realizando una radiografía total de cómo es la situación de las matronas en todo el ámbito nacional. En este sentido, apostar por esta figura es clave para dar la mejor atención a los recién nacidos y a sus madres.

A esto, se suma un problema que arrastra el sistema sanitario desde hace años, y es que, con la llegada de los meses estivales, se agudiza el déficit de estás polifacéticas profesionales, lo cual tensiona paritorios y genera una gran presión asistencial en los centros de salud, además de disminuir la calidad en la asistencia en lo referido a salud sexual y reproductiva.