ÁNGEL M. GREGORIS.- El envejecimiento de la población trae consigo añadido un aumento de las patologías crónicas como la insuficiencia cardíaca congestiva, la insuficiencia renal crónica, diabetes o hipertensión. Estas enfermedades al descompensarse pueden producir edemas y estos, si no se controlan y en un contexto de dermatoporosis, pueden ocasionar con cierta frecuencia lesiones en las extremidades inferiores, que si no se abordan podrían alargar el proceso de curación.

“Además de estas patologías edematizantes existen otras muchas lesiones que se pueden producir en extremidad inferior, que en un contexto de cronicidad pueden llegar a prolongar mucho su periodo de cicatrización y ser un problema importante para el paciente por perdida en su calidad de vida y un gasto en recursos sanitarios”, afirma Mercedes Martínez, enfermera jubilada experta en heridas crónicas y pie diabético y una de las autoras del trabajo Implementación de la terapia comprensiva en el tratamiento de heridas del MMII en una unidad de continuidad asistencial, ganador del premio a la mejor comunicación oral en el II Congreso Internacional “Las Edades de las Heridas: de la teoría a la práctica”.

Una paciente

Mercedes Martínez explica cómo se comenzó este estudio descriptivo observacional en el que, a través de la terapia compresiva, se han abordado estas lesiones. “Vimos cómo, pese a prestar los cuidados que necesitaban, en la Unidad de Continuidad Asistencia del Complejo Asistencial Universitario de Soria había lesiones que no cicatrizaban y en concreto una paciente con un lipolinfedema, con varias lesiones de más de 20 años de evolución y que debido a sus características patognomónicas le ocasionaban celulitis de repetición que requerían ingreso hospitalario para tratamiento antibiótico. Nos pusimos en contacto con el personal del centro sociosanitario al que pertenecía la paciente y tanto unos como otros aprendieron a utilizar la terapia compresiva, siguiendo mis instrucciones. Después de varios meses de tratamiento se consiguió cerrar la lesión, reducir el tamaño de la extremidad, al reducir el edema crónico que padecía y mejorar la calidad de vida”, subraya.

Tras ver la evolución de la paciente aplicaron este mismo sistema a otros que fueron llegando a la unidad. El resultado fue espectacular con un porcentaje de cicatrización del 88,8%, en un intervalo de 1 a 7 meses.

Presión controlada

Tal y como explica la enfermera, la terapia compresiva consiste en aplicar una presión controlada sobre una extremidad mediante vendaje de corto o alto estiramiento, medias de grado médico o sistemas del velcro. La compresión de las venas y los tejidos de las piernas mejoran la hemodinámica de la extremidad y, por tanto, reduce los efectos sobre la piel, ocasionados por la hipertensión venosa y el edema.

El sistema venoso de las extremidades inferiores, que debe de ser centrípeto, en muchas ocasiones es incapaz de devolver la sangre al corazón, lo que ocasiona un estancamiento y un edema. Cuando en una extremidad existe un edema, la epidermis, que no tiene sistema sanguíneo propio, sino que lo hace por difusión a través de los vasos de la epidermis y de la hipodermis, es incapaz de oxigenar los tejidos debido a que el espacio entre el sistema circulatorio y la epidermis es muy grande, lo que la dificulta la oxigenación produciendo una necrosis de la misma, dificultando la cicatrización. Lo que hace el sistema compresivo es disminuir el edema, por tanto, el espacio entre epidermis y vasos sanguíneos, mejorar la circulación de retorno evitando el estancamiento de la sangre en las venas, disminuyendo la filtración y el edema.

Causas

En este sentido, la enfermera recuerda que “la terapia compresiva ha de adaptarse a cada paciente y situación teniendo en cuenta las causas del edema y el compromiso arterial”. Estudios como este mejoran enormemente la calidad de vida de los pacientes, pero la enfermera considera que la investigación es una asignatura pendiente para la profesión. “La investigación es básica para que una profesión avance, es necesario dar a conocer el trabajo que se realiza, los beneficios que aporta, para que otros puedan seguir el ejemplo. Para ello, es necesario que los profesionales de enfermería se formen en investigación, ya que es el mecanismo por el cual una profesión puede avanzar y dar a conocer sus logros”, concluye.