La salud sí tiene género. La brecha de género hace que las mujeres enfermen un 40% más que los hombres. La salud es distinta en los hombres que en las mujeres. Prueba de ello es que el 75% de las muertes en mujeres están relacionadas con problemas cardiovasculares, lo que quiere decir que cada ocho minutos muere una mujer en España a causa de un accidente cardiovascular. Las mujeres dejamos de lado el autocuidado y anteponemos el de los demás. Todo esto tiene un impacto en el sistema sanitario, en la economía y, por ende, en las políticas sanitarias. Además, hay cuestiones específicas, relacionadas con el sexo femenino, como por ejemplo los cambios hormonales, el ovario poliquístico, la menopausia o la diabetes gestacional, que impactan de forma decisiva en la salud de las mujeres. Todos estos temas se han abordado en el debate de Women Leaders in HealthCare celebrado en Madrid, donde mujeres de diferentes sectores han hecho un llamamiento a la necesidad de crear una estrategia nacional de salud con perspectiva de género.
«El riesgo cardiovascular es importantísimo en el caso de la mujer, y cuando lo llevamos a cualquier otro tipo de patologías, el autocuidado de la mujer, es decir, que seamos corresponsables de nuestra salud, que seamos ejemplo también se convierte en algo fundamental. No solo debemos ser cuidadoras, sino que debemos cuidarnos a nosotras mismas, dedicarnos tiempo y destinar espacio al ejercicio, a la conciliación, a ir al médico. No podemos anteponer solo a nuestros familiares. Tenemos que ponernos en primera persona. En este debate también se ha abordado la feminización, de nuestro entorno sanitario, de nuestros cuidadores profesionales. El sistema sanitario tiene un enorme empoderamiento de la mujer. Las enfermeras, las médicas… en definitiva, el profesional sanitario es eminentemente femenino, y eso le dota de una mayor empatía, incluso se ha hablado de mejores resultados en salud cuando la atención sanitaria viene de parte de una mujer. Una de las cuestiones más importantes es que se ha arrojado luz sobre la necesidad de crear una estrategia nacional de la salud con perspectiva de género, con consenso político, con iniciativas concretas y que refleje todos los ámbitos de la salud. Debemos poner el foco en la investigación, debe haber más mujeres firmando en primera persona estudios científicos, tiene que haber una mayor representación de la mujer en ensayos clínicos, y, por supuesto, tiene que haber mayor representatividad en posiciones directivas. En definitiva, trabajar en todos los aspectos en una estrategia nacional de salud con perspectiva de género», detalla Marta Reyes, embajadora de Women Leaders in HealthCare.
Enfermería y perspectiva de género
El coloquio también ha abordado la feminización del entorno sanitario, donde problemas como el absentismo o los riesgos laborales impactan de forma directa en la economía de la salud. «En el plano de enfermería el último estudio que hicimos en el Consejo General de Enfermería se ve cómo el 23% de las enfermeras han tenido una baja por incapacidad temporal, el 27% han tenido depresión, y el 86% han tenido estrés. En el estudio también se aprecia cómo las condiciones laborales, la precariedad laboral o la presión asistencial ha impactado en la salud de las enfermeras y eso repercute en los cuidados que tienen que prestar a los pacientes y es un deterioro de la asistencia. La salud sí tiene género, y el impacto que tienen a nivel económico las brechas de género en nuestro país están poniendo en juego la salud de las mujeres y también la de los propios pacientes», explica Raquel Rodríguez, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería (CGE).
Políticas sanitarias
Formar, concienciar y sensibilizar se traducen en la única solución para atajar la brecha de género en salud. Todo ello pasa por diseñar políticas sanitarias de apoyo. «La perspectiva de género debería llevarse a cabo de forma transversal en todas las políticas sanitarias, no sé si como una estrategia global o establecida en cada una de las actuaciones y políticas sanitarias en todos los niveles. Pero sobre todo hay que incidir en el mensaje de concienciación y sensibilización a toda la sociedad. No puede ser que en la actualidad, las mujeres, que enfermamos más que los hombres, sea porque no lleguemos a tiempo a los diagnósticos, no hagamos caso o porque nuestro papel de cuidadores abandone nuestro propio cuidado de la salud. Por tanto, tenemos mucho que hacer, y en este sentido hay que formar mejor a la población y a los profesionales en esa perspectiva de genero, y en ese sentido empoderar a las mujeres para que luchemos todas por nuestra salud y por estar en las mismas condiciones que los hombres en todos los ámbitos y también en el acceso a la asistencia sanitaria. Hay que apoyar a las profesionales y promover ese acceso de las mujeres en la toma de decisiones donde estemos igualmente representadas que los hombres, y desde ahí poder impulsar políticas de apoyo a las enfermeras, y que tengamos más mujeres en el ámbito directivo de la salud. Esto es importante, porque ellas se convertirán en el espejo donde mirarnos el resto de mujeres o mujeres más jóvenes. Y, por supuesto pensar en el ámbito de la educación. Hay que trabajar en ello desde edades tempranas, ya que es la mejor manera de que la población esté más formada y mejor preparada», concluye Rosa Romero, presidenta de la Comisión de Igualdad del Senado.