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Madrid, 20 de diciembre de 2021.- La campaña Nursing Now nació para reivindicar que las enfermeras y enfermeros ocupen el lugar que les corresponde en los puestos de gestión y decisión política, en base a su excelente formación académica y profesional, y a su aportación fundamental a la salud de las personas. La irrupción de la pandemia ha proporcionado mucha visibilidad y reconocimiento social a las enfermeras. Sin embargo, la clase política no ha dado pasos decisivos y creíbles que reflejen una verdadera apuesta por la enfermería, más allá de las habituales palabras de elogio hacia los miles de hombres y mujeres que se han dejado hasta la vida estos dos años. Enfermeras que son responsables de organizar la mayor campaña de vacunación de la historia de la Humanidad: 38 millones de personas inmunizadas y 80 millones de dosis administradas. El Ministerio de Sanidad ha acogido el acto de cierre de esta campaña enfermera -Nursing Now- y el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, ha aprovechado su intervención para trasladar a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, el sentir de las presidentas y presidentes de los colegios provinciales de Enfermería, de los Consejos Autonómicos y del propio Consejo General en nombre de las 325.000 enfermeras y enfermeros. Un sentimiento que se resume en el hastío y la decepción por la perpetua inacción de los distintos Gobiernos -central y autonómicos- para solucionar los problemas acuciantes de una enfermería que no puede más y dice “basta”. Pérez Raya asegura que “nuestra actuación durante la pandemia ha sido una demostración incontestable de profesionalidad, responsabilidad y entrega a los pacientes, sin embargo, la realidad pasa por que, a día de hoy, las enfermeras están exhaustas, se sienten abandonadas por las gobernantes que tan buenas palabras han dicho de ellas y siguen vigentes las mismas reivindicaciones históricas que nuestra profesión lleva años reclamando en beneficio del paciente”. La injusticia en torno al nivel A1 Una de esas demandas la representa la injusticia y discriminación de las enfermeras en cuanto a su categoría como trabajadores públicos, algo que impide en la práctica ocupar puestos de responsabilidad sanitaria que sí pueden recaer en graduados en disciplinas tan alejadas de la asistencia sanitaria como Derecho, Periodismo o Economía. El presidente de las enfermeras ha recordado a Darias que “en la actualidad las enfermeras y enfermeros pertenecemos al grupo A2 de la administración pública, sin embargo, por nuestra titulación y nuestra responsabilidad deberíamos estas adscritos en el grupo A1. Por una parte, respecto a la titulación, la enfermera tiene una titulación académica, el Grado Universitario de 240 créditos que es idéntica a la de otras profesiones que sí están incluidos en este grupo A1. Y respecto al segundo criterio, la responsabilidad, todos sabemos que en nuestras manos está la mayor responsabilidad que puede recaer en un profesional: la vida de las personas. Pertenecer al grupo A2, en lugar del A1, supone un freno, a nuestra evolución y crecimiento profesional. Una enfermera no puede dirigir un hospital o un centro de salud, pero si puede hacerlo un economista o un abogado o un periodista con la misma titulación que nosotros, el Grado académico, y aunque no hayan trabajado en su vida en el sector sanitario”, ha explicado Pérez Raya. Además de la incongruencia del grupo A2, el discurso del CGE en el Ministerio -en la jornada han participado otros representantes enfermeros, pacientes o gestores del máximo nivel- ha reflejado otras demandas históricas de la profesión que siguen en punto muerto o avanzan a un ritmo exasperante. Así, es necesario que el Ministerio de Sanidad y las CC.AA. apuesten por un desarrollo real de la prescripción enfermera y de las especialidades enfermeras en base a las necesidades asistenciales de la población y no a la comodidad de los gestores sanitarios que prefieren una “enfermera para todo” a quien poder colocar y recolocar a su antojo por todos los servicios sanitarios. Los ciudadanos necesitan enfermeras especialistas y prescriptoras que puedan dedicar todo su potencial asistencial a una población marcada por el envejecimiento de la población y la cronicidad, con pacientes que requieren de los mejores cuidados enfermeros. Pérez Raya ha incidido también en que “resulta imprescindible también que nuestros puestos de trabajo tengan un reconocimiento digno y terminemos con el empleo precario. Es, además, el momento de adaptar el número de plazas enfermeras a las ratios que tienen los países europeos de nuestro entorno con un 40% más de profesionales. Contratando el número de profesionales necesarios para dar una asistencia sanitaria con plenas garantías de seguridad y calidad asistencial». |