DAVID RUIPÉREZ-. No es muy frecuente en España que las enfermeras de Atención Primaria se tengan que enfrentar a heridas quirúrgicas tras la amputación de una extremidad inferior. Sin embargo, los profesionales del Centro de Salud Palleter de Castellón tuvieron un caso insólito de difícil abordaje. Uno de sus pacientes presentaba la edematización del muñón a unos niveles alarmantes. La escasa bibliografía existente sobre edemas en muñones llevó a un grupo de enfemeros y enfermeras a buscar la mejor forma de tratar el problema con criterios de coste-efectividad. Una enfermedad vascular periférica está detrás de nueve de cada diez amputaciones en los países desarrollados y la dehiscencia se presenta en el 1,7 por ciento de los pacientes. Otra condición adversa es el edema producido, en etapas tempranas por el trauma quirúrgico y, cuando surge más adelante, es como resultado de vendajes mal colocados, hipoproteinemia causada por la disfuncionalidad del sistema linfático, enfermedad arterial y pobre retorno venoso entre otros factores.

El abordaje de este complejo caso clínico se recoge en un artículo, publicado en la revista ROL de Enfermería, y en él se describen el tratamiento de los efectos adversos tras la amputación como la dehiscencia en sí misma y su causa, el edema.

Jordi Guinot Bachero, uno de los autores del artículo, en declaraciones a Diario Enfermero, explica que “este artículo pretende dar un grito de atención a lo que puede suceder si olvidamos la norma básica de realizar un vendaje de compresión, tipo capelina, para evitar la acumulación del líquido linfático en la zona de declive. Y, por supuesto, una alternativa terapéutica cuando se ha producido la dehiscencia y la pérdida de linfa puede comprometer la cicatrización, entre otros muchos, por el riesgo de desnutrición”.

La herida, durante el proceso de curación

Presión negativa

Ante la complicación de obtener Terapia de Presión Negativa (TPN) en Atención Primaria, los enfermeros se vieron obligados a recurrir a los Dispositivos de un Solo Uso de Terapia de Presión Negativa (DSUTPN), concretamente un PICO, sin depósito, que actúa por evotranspiración, junto con vendas de tracción corta. En unos 56 días se resolvió a dehiscencia gracias a que, con la estrategia descrita, se gestionaron adecuadamente las complicaciones secundarias al linfedema. Tras el cierre de la herida el muñón se quedó en buenas condiciones y el paciente, de 76 años, puede aceptar mejor el cambio sufrido en su anatomía, además de plantearse algunos cambios en su vida para abandonar algunos hábitos nada saludables.

De hecho, Guinot, que además de ejercer en el CS Palleter de Castellón es miembro del Comité Consultivo del Grupo nacional para el estudio y asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas.(GNEAUPP), resalta el papel de la educación para la salud que llevan a cabo las enfermeras en este proceso. “Es fundamental para lograr una buena evolución de la intervención. El control de la alimentación, la información de los riesgos de los hábitos de vida poco saludables, junto a la aplicación de tablas de ejercicios para fortalecer la musculatura, son fundamentales. Al mismo tiempo debemos reforzar la autoestima de paciente, dándole información pausada y aprovechar el momento que presente mayor receptividad a las explicaciones de las distintas fases de la evolución”.

Sin compresión, no hay curación

En realidad, explica el enfermero, los cuidados ante un caso como este no son especialmente complejos. “Son muy sencillos: sin compresión no hay curación. Si se ha producido una dehiscencia debido al edema que ha generado la eliminación de la red linfática de la pierna, hasta que no se «sellen» las conducciones originales, y se cree una red «alternativa» se tenderá a acumular la linfa en el extremo del muñón, es decir, la zona de declive. Para ello, además de las vendas de tracción corta y de los apósitos necesarios para cerrar la herida, nos deberemos centrar en la necesidad de la rehabilitación fisioterapéutica, y la utilización, durante largos periodos de tiempo, de prendas especiales de presoterapia que eviten la edematización del muñón”.

En este trabajo han participado también enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria como Soledad Viedma Contreras y Adrián García Montero; las enfermeras internas residentes (EIR)Mar Boix Sales y Laura González Ruiz y un enfermero especializado en pie diabético, David Alcaide-Carrillo.

Referencia:

Boix Sales M, González Ruiz L, García Montero A, Viedma Contreras S, Alcaide-Carrillo D y Guinot Bachero J. Manejo de una dehiscencia quirúrgica en extremidad inferior amputada. ¿Cómo evitar los efectos adversos?. Rev ROL Enferm 2020; 43(3): 210-218