ÁNGEL M. GREGORIS.- La violencia de género abarca atentados contra la integridad física y/o psicológica de la mujer, ejecutada por la superioridad asumida -de forma consciente o inconsciente- del hombre, imponiendo sus propios criterios o decisiones haciendo uso de cualquier medio, incluyendo la violencia. Una violencia que se da en cualquiera de las etapas de la vida y para la que el embarazo no es un factor protector.

En este sentido, un equipo de enfermeras de Sevilla ha realizado un análisis de la literatura científica para recopilar la información sobre violencia de género durante la gestación. Sarai Ruiz, Encarnación Elena Rincón y Gemma Álvarez han sido las encargadas de impulsar este estudio en el que se apunta que la violencia de género durante el embarazo es más frecuente que la diabetes gestacional, la preeclampsia o los defectos del tubo neuronal. De hecho, subrayan que, como consecuencia de esta violencia, se pueden encontrar efectos sobre la salud del embarazo desde abortos y patología gestacional hasta muerte perinatal y fetal.

Efectivo

Tal y como expresan en el estudio, publicado en la revista Hygia de Enfermería, la prevención es la forma más efectiva, instruyendo y aumentando la comunicación efectiva, además de las relaciones interpersonales entre los géneros desde la escolarización hasta las actividades sociales, la creación de políticas públicas, junto al tratamiento de las consecuencias y el apoyo a las mujeres e hijos que busquen protección.

“Los recursos de enfermeras, médicos, trabajadores sociales, policía y comunidad académica deben trabajar bien coordinados e integrados para maximizar dichos recursos. Desde el sector sanitario, la atención prenatal también es básica para establecer relaciones de confianza con las mujeres”, apunta el texto.

Asimismo, concluyen que hay factores que potencian la violencia de género durante el embarazo como las adicciones o el alcohol, el nivel socioeconómico familiar bajo o la dependencia económica o reproductiva.

Formación

Por ello, consideran “esencial que exista una adecuada y continuada formación del personal sanitario y no sanitario en la detección de la violencia de género durante la gestación para poder garantizar la calidad asistencial de las embarazadas”.

Según la revisión de las enfermeras, “la literatura refleja la necesidad de considerar la violencia de género como un problema de salud pública, mejorar e incrementar la relación terapéutica y de confianza de los profesionales, incluyendo a sanitarios y no sanitarios, e implantar protocolos específicos para ello”.