ALICIA ALMENDROS.- Acompañar es la mejor manera de decir adiós. Pero estos días en los que las muertes por COVID-19 no dan tregua, ese adiós tiene un acompañante al que no estamos acostumbrados: la soledad. Pero no están solos porque, aunque las enfermeras están sometidas a un estrés abrumador no han olvidado acompañar a los pacientes en sus últimas horas. Carmen García, enfermera del Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid ha puesto en marcha la iniciativa “No están solos! #YoLeCojoLaManoPorTi”, con la que quiere tranquilizar a los familiares en estos momentos tan difíciles. “Los primeros días de esta pandemia estábamos tan ocupados y preocupados de salvar sus vidas sin poner las nuestras en peligro. Nos colocábamos los EPIs correctamente, aprendimos a intubar, pronar…. siempre detrás de pantallas y gafas a las que no estábamos acostumbrados. Esos días, poco podíamos pensar en las consecuencias de todo esto”, relata. En cambio, la llegada del primer fallecido fue un duro golpe. “Fue un mazazo para todos al ver a su familia impotente desde la puerta del box despedirse de él, las cosas que le decían y los agradecimientos que nos dieron cuando nuestro sentimiento era de fracaso. Casualmente yo le había ingresado y había escuchado sus últimas palabras con él y ahora se marchaba, solo”, añade. Ese día fue duro y Carmen usó Facebook como espacio para desahogarse. “Subí lo que sentía y me dormí”, resalta.

Al cabo de unos días, su iniciativa se había hecho viral. “Me sorprendió haber calado en más de 175.000 personas. Me escribió mucha gente agradeciendo nuestra humanidad y pidiéndome que fuéramos su compañía. Recapacité de mi enfado interior y me pareció muy bonito el darles nuestras manos por ellos. Por supuesto sabemos que es una mano extraña, con guante que no es lo ideal, pero es lo que tenemos. Eso o la soledad”, comenta Carmen. Tras esto, comentó la idea con sus compañeras y a la mayoría les emocionó y desde entonces se hacen fotos y las cuelgan -siempre preservando la imagen del paciente- “con la esperanza de que algún familiar que las viese se sintiera aliviado, acompañado, representado”, expone. Todas las enfermeras son un equipo y la coordinación entre ellos está siendo clave. “Estamos recibiendo ayuda y dedicación plena por parte de todo, desde la dirección de enfermería a través de los subdirectores y supervisores, se están dejando la piel a nuestro lado para facilitárnoslo todo lo que humana y materialmente se puede”, explica.

Un impulso

Los pacientes de UCI están sedados y relajados, por lo que no son muy conscientes en general. “Simplemente, cuando llegan y hasta que se les intuba, ahora, además de hablarles, que con mascarilla y casco nosotros, y ventimask con reservorio ellos son difícil de entendernos, les cogemos la mano. Y te aseguro que por lo fuerte que la agarran lo agradecen. Es importante que se sientan acompañados. Tb son buenas las iniciativas de colocar tablets para que puedan hacer videollamadas en las plantas del hospital”, explica. Y es que poder hablar con un ser quiero querido es una buena medicina.

En el hospital trabajan a destajo. “Desde Urgencias que es la puerta de entrada de los pacientes hasta la hospitalización estamos trabajando al límite de las fuerzas físicas y emocionales. Las camas de hospitalización se han multiplicado, hemos aprovechado todos los rincones del hospital como gimnasio, cafetería, consultas…. para poder tener la mayor oferta y atención posible. Mi UCI, un servicio acogedor y familiar de, habitualmente, 12 boxes, ha crecido hasta los 19, transformándose también en UCI la zona de reanimación y hospital de día quirúrgico. Así hemos conseguido llegar a tener más de 40 boxes de UCI con respirador”, cuenta Carmen. Para ella lo más difícil es “lo que no puedes hacer y a lo que no puedes llegar. Si hay 43 respiradores ya ocupados y hay 3 pacientes que lo necesitan o tener a una persona mala en un sillón porque no hay ni una cama libre. Eso es lo más difícil de llevar para todos nosotros. Cuando no podemos atender como nos sale de dentro. La impotencia”, puntualiza.

Esta pandemia tiene dos caras: la de los fallecidos y la de los supervivientes. “Si solo miramos la de fallecidos veremos dolor, soledad, injusticia, inhumanidad… Pero para poder salir de ella hemos de honrar a nuestras víctimas y celebrar los éxitos. Esas personas mayores con pluripatologías que salen adelante, esos jóvenes que la han vencido, todos esos verdaderos héroes que han luchado…. Nosotros, como todos los compañeros, celebramos con aplausos todos nuestros extubados y altas. Nos parecía mentira el primero, pero ya después de más de 20 días la cosa cambia. Ayer extubamos a tres y dimos un alta. Son cuatro recuperados, cuatro vidas salvadas y cuatro respiradores libres para otros cuatro que los estén esperando. Y como te digo, están son las discretas cifras de nuestra pequeña UCI. Quedémonos con la esperanza”, finaliza.