Marzo en Valencia es sinónimo de pólvora, de ninots y de fiesta. A partir del día 1 todo comienza a tener otro color y los ciudadanos saben que se avecina uno de los periodos más importantes para la ciudad, las Fallas. Las calles empiezan a llenarse de turistas, los más pequeños juguetean con sus primeros petardos y los mayores disfrutan de la pirotécnica como solo los valencianos saben hacer.
Cada día, a las dos de la tarde, en la Plaza del Ayuntamiento, se lleva a cabo la mascletá. Siete minutos de ruido intenso en los que el sonido pone a prueba los tímpanos de los asistentes y llena todo de humo. De menor a mayor intensidad, las mascletás terminan con un estruendo tan ensordecedor que hace vibrar hasta el suelo. Una experiencia única y parte de unas fiestas declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco hace ahora nueve años.

Junto a esta tradición, otros muchos acontecimientos como la plantà, la despertà, la cremà o la ofrenda de flores hacen de las Fallas unas fiestas de enorme interés para locales, pero también para extranjeros, que se acercan hasta Valencia para conocer de primera mano cómo son los ninots (muñecos gigantes que se queman el último día de las celebraciones y que están en todas las calles de la ciudad) y vivir el ruido de los petardos en primera persona.
Prevenir incidentes
19 días para disfrutar, en los que, alrededor de todos esos eventos, se encuentra un dispositivo sanitario medido y muy numeroso para evitar, prevenir y atender posibles incidentes que ocurran durante los actos. Coordinados por Cruz Roja, hay efectivos en todos los acontecimientos masivos que se realizan.
Es en las mascletàs cuando la gente tapona todas las calles alrededor de la plaza. En el centro, una gran jaula para evitar que los cartuchos salgan disparados y alrededor una distancia de seguridad para prevenir accidentes. Aun así, siempre hay imprevistos y los sanitarios deben estar muy pendientes para ir a socorrer la urgencia de inmediato.
“Este mes es muy traicionero porque por la mañana hace fresquito, pero al mediodía puede hacer mucho calor y tenemos que afrontar lipotimias, desmayos, bajadas de azúcar, hipoglucemias y, aunque el perímetro de seguridad cada vez es más amplio, alguna carcasa que pueda salir”, Carmen Casal, vocal 3 de la junta del Colegio de Enfermeria de Valencia y enfermera del Servicio de Ayuda Médica Urgente (SAMU) de la Comunidad Valenciana.
Un gran cordón humano mira hacia el público mientras el público mira hacia la jaula. Ellos disfrutan de la fiesta mientras que las enfermeras, médicos, técnicos y socorristas velan por la seguridad de los asistentes.
“Es una oportunidad que me ha ofrecido Cruz Roja, es dar otra visión completamente diferente a las fallas y estar tan cerca y poder vivirlo desde dentro es increíble. Poder hacer lo que ms me gusta es un gran honor”, subraya Marta Ventura, enfermera de Cruz Roja y coordinadora del preventivo de las Fallas el 11 de marzo de 2025.

En esta misma línea se expresa José Vicente Peñalver, enfermero del dispositivo de Cruz Roja en las Fallas 2025, que considera imprescindible el trabajo de todo el dispositivo: “Es importantísimo poder colaborar y poner nuestra profesión a disposición de los demás”.
Este dispositivo se repite durante 19 días y siempre se aprende algo nuevo. Aunque reconocen que no suelen suceder grandes altercados, no hay que bajar la guardia. Mareos, desmayos, ansiedad y bajadas de tensión suelen ser los principales problemas, pero alguno de los efectivos reconoce haber vivido hasta un parto.
“Aprendemos diariamente y cuando estamos en los dispositivos igual. Todo va cambiando y nosotros vamos añadiendo todos los nuevos estudios y la evidencia para incorporarlo a nuestro día a día”, afirma Marta Ventura.
Dentro del perímetro, también hay enfermeros con mochilas con todo el material necesario para dar una atención temprana a las urgencias. Sergio Yago es uno de ellos y en la jornada del 11 de marzo se encargó de recorrer la zona y estar disponible para cuando se le necesitase. “Es una mochila de ataque del servicio de emergencias. Tenemos una intraósea y una bolsa de hielo para una primera intervención. También contamos con sueros, alargaderas, sistema de vías, agujas de carga y jeringuilla, esparadrapo, garrote, tijeras, glucemia, toma de constantes, medicación, apósitos y una mochila de control de hemorragias” detalla Sergio Yago.
Desde hace unos años también acuden estudiantes de Enfermería a los dispositivos y así conocen de cerca cómo funcionan las urgencias y emergencias en un evento de tal magnitud.
“Nos lo ofreció la universidad y me pareció superinteresante venir, ayudar, conocer el ambiente y a Cruz Roja, y saber si en un futuro me gustaría seguir por esta línea”, destaca María Barber, estudiante de enfermería de la universidad de Valencia.
Cuando termina, las vallas se retiran y los sanitarios esperan en sus puestos de atención hasta que se disuelva la multitud. Existen también protocolos y vías de escape por si la urgencia fuese mayor y tuviesen que desalojar. Sin duda, una celebración con tantísimo público no puede dejar nada a la improvisación.
“Hay vías de evacuación por toda la plaza por si hubiese un accidente con múltiples víctimas. Estamos coordinados para movilizar a todo el personal y que nos organicen para saber cómo actuar”, explica Marta Ventura.
